
Domingo en la mañana. Todo se ve tranquilo cuando no te has metido una bomba el sábado. Salgo a comprar el periódico a la esquina, y el barrio muestra la misma escena de siempre. El perro de mi vecino lamiéndose el colorete, niños con uniforme para que se vayan a entrenar a algún lado, tiendas cerradas, borrachos soñando con san Pedro, en fin. Todo se presta para poder decir, es un domingo típico.
Luego de apreciar el paisaje dominical, llego al puesto del canillita. Antes de comprar el diario de siempre, doy una ojeada a los titulares de los demás. A mi costado, hay unos deportistas entusiastas y me consta que sólo entusiastas, pues ya jugué...